Simón Bolívar, afamado “El Libertador de América”, es el patrón de las plazas del mundo. Su nombre y su heroica existencia perpetúan en la memoria de los venezolanos. No hay un rincón en el país donde no se le conmemore honor a su obra, bien sea una plaza, una estatua montando su simbólico corcel, o de pie sosteniendo su espada. Pero no sólo en Venezuela, sino en otras partes del mundo, tales como Suecia, Irán, Japón, Alemania, Rusia, Reino Unido, Italia, Francia, Bélgica, España, Portugal, Egipto, México; hasta en el mismo Estados Unidos existen pueblos llamados “Bolívar”. Eso, sin mencionar todos los países latinoamericanos que asimismo le honran.
El legado del prócer venezolano, y los sinfines de bustos y estatuas, inclusive réplicas de las mismas, se frecuentan en cientos de locaciones de nuestro planeta. “Plaza Bolívar” o “Plaza de Bolívar”, le nombran asiduamente en el casco histórico central y gubernamental de cada nación.